El homenaje tuvo lugar el 23 de Marzo de 2012 en el pabellón Guido Beck del Instituto Balseiro, San Carlos de Bariloche. Durante el acto, estudiantes actuales descubrieron una placa en memoria de los ex alumnos detenidos-desaparecidos o asesinados.

Antonio Manuel Gentile - Promoción 1959
Susana Flora Grynberg - Promoción 1971
Eduardo Alfredo Pasquini - Promoción 1964
Manuel Mario Tarchitzky - Promoción 1972

PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE

______________________________________________________________________

miércoles, 28 de marzo de 2012

Palabras de los alumnos actuales del IB


Emanuel Benatti descubre la placa



Quisiera acompañar el descubrimiento de esta placa con una pequeña reflexión que quizás a muchos parecerá evidente, pero que a mí me tomó un buen rato dilucidar. Es acerca de la diferencia, a mi criterio fundamental, entre la desaparición de personas, tal como fue ejecutado en la última dictadura militar, y el asesinato. Cuando una persona es asesinada, la comunidad alrededor de esa persona (ya sea la familia, amigos o la comunidad en general a la que pertenecía) tiene la certeza de su muerte. Eso da lugar al inicio de un proceso de luto por parte de la comunidad y a una serie de ritos que dependen mucho de la cultura de la que hablemos, pero que siempre existen. Cuando una persona desaparece, no existe la certeza de su muerte. Eso le impide que la comunidad alrededor de la persona desaparecida iniciar cualquiera de los ritos asociados a su muerte. Peor aún, hace imposible, o al menos complica y retrasa, el inicio del proceso de luto por parte de la comunidad afectada. Cuando, como pasó durante la última dictadura militar, se desaparece a un ser humano, no sólo se le está quitando su libertad, o su vida, si es que luego es asesinado. Se le está quitando también su humanidad, en el sentido de que se le está quitando a la comunidad alrededor de esa persona, la oportunidad de atravesar un proceso que, de alguna forma, está estrictamente vinculado al hecho de que somos seres humanos. El desaparecido, “es una incógnita”, “no puede tener ningún tipo de tratamiento”, tal como alguna vez diría el ex Gral. Videla. Uno se pregunta, después de ver las cosas de este modo, cual puede haber sido el grado de perversidad de alguien que elabora un plan en el cual se DESAPARECE sistemáticamente a las personas, mas no siempre se las ASESINA...

A partir de eso es que el valor de actos como este, de placas como esta, son tan grandes, creo yo. Primero porque nos recuerda. Nos recuerda a las personas que fueron asesinadas, para que hagamos el luto que corresponde a nuestra condición humana; y nos recuerda también a los que están desaparecidos, para que, aunque tal vez no podamos hacer el luto que corresponde, podamos quizás, y mediante el recurso de mantener a estos desaparecidos en nuestra memoria, preservar la humanidad que se les trató de quitar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario