El homenaje tuvo lugar el 23 de Marzo de 2012 en el pabellón Guido Beck del Instituto Balseiro, San Carlos de Bariloche. Durante el acto, estudiantes actuales descubrieron una placa en memoria de los ex alumnos detenidos-desaparecidos o asesinados.

Antonio Manuel Gentile - Promoción 1959
Susana Flora Grynberg - Promoción 1971
Eduardo Alfredo Pasquini - Promoción 1964
Manuel Mario Tarchitzky - Promoción 1972

PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE

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lunes, 7 de abril de 2014

Limpieza de Legajos


La CNEA homenajeó a sus trabajadores desaparecidos
Con la entrega de la copia de legajos a los familiares de los detenidos-desaparecidos, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) realizó un acto en homenaje a los trabajadores del organismo que fueron víctimas de la última dictadura cívico-militar.














El acto fue encabezado por la presidenta de la CNEA, Norma Boero, la Directora Nacional de Gestión de Fondos Documentales de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Antonela Di Vruno, y la representante de la Comisión de Trabajo por la Reconstrucción de la Identidad del Ministerio de Planificación Federal, Silvina Atencio. También hicieron uso de la palabra la representante de la Comisión de Derechos Humanos del Personal de CNEA, Hilda Lanza, y el secretario general de UPCN CNEA, Martín Suarez Gazzero.

Norma Boero sostuvo que “gracias a lo dispuesto por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, hoy podemos entregar a los familiares de cinco trabajadores de la CNEA sus respectivos legajos, en los que se consigna que la verdadera causa de sus cesantías de servicio durante el terrorismo de Estado, fue su condición de detenidos-desaparecidos”.

“No se trata de la rectificación pública de un error administrativo sino de correr el velo de falsedad que ha querido ocultar esa etapa de nuestra historia. Se trata de un acto de justicia en el que el Estado Nacional repara la mentira sistemática de un gobierno ilegítimo que pretendió ocultar la verdad de los hechos atroces que llevaba adelante”, completó la máxima autoridad de la institución.

Antonela Di Vruno destacó “el valor de los documentos como voluntad política de recuperar la historia”. En ese sentido, subrayó: “Es importante visibilizar la militancia, la identidad política de estos compañeros y compañeros que han luchado. Entonces recuperamos el rol, no sólo de estas personas en particular, sino cuál es su pertenencia, cuál es su elección. Sobre todo, para que tengamos un país más justo, porque no trabajaban para sí mismos, sino con sentido colectivo que hoy estamos recuperando”.

Por su parte, Silvina Atencio afirmó que “más allá de la reparación técnica y administrativa, es muy emocionante para los hijos recibir los legajos donde constan los nacimientos de los hijos, el pago de asignaciones, el pre natal; nos conecta con una parte de nuestra vida”.

“Esto es posible porque hay un Estado nacional que acompaña este tipo de políticas”, enfatizaron los familiares de los trabajadores de la CNEA víctimas del terrorismo de Estado.

El acto, desarrollado en el marco de lo establecido por el decreto 1199/2012 firmado por la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner (que dispone la inscripción de la condición de detenido-desaparecido en los legajos de los trabajadores que revistaban como agentes de la Administración Pública Nacional) fue organizado por la Comisión de Trabajo por la Reconstrucción de Nuestra Identidad del Ministerio de Planificación Federal; la Comisión Nacional de Energía Atómica; la Comisión de Derechos Humanos del Personal de CNEA y UPCN.

En el anexo de dicho decreto figuran los físicos Federico Álvarez Rojas (por entonces integrante del departamento de Metalurgia del CAC); Antonio Anselmo Misetich (del departamento de física de Sede); el Ingeniero Electrónico Roberto Ardito (del departamento de física de Sede); la Técnica Química Rosa Delfina Costa y José María Estévez (del departamento de reactores de CAE). 

No obstante también fueron recordados once trabajadores más de la CNEA que figuran desaparecidos: Jorge Luis Badillo, Graciela Mabel Barroca, Daniel Eduardo Bendersky, Secundino Garay, Miguel Angel Gil, Jorge Israel Gorfinkiel, Susana Flora Grynberg, María Cristina Onis, Daniel Lázaro Rus, Miguel Schwartz y Gerardo Strejilevich.

01 de Abril de 2014

Fotos y texto extraídos de la página web de CNEA
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Mensaje de Carlos Gho, asistente a este acto, distribuido a través de la web interna del Centro Atómico Bariloche.

MEMORIA 
Autor: Carlos J. Gho <gho@cab.cnea.gov.ar

Quiero compartir con el personal del CAB el emotivo momento que viví el pasado martes 1° de abril en el auditorio Emma Pérez Ferreyra del CAC.  En un acto presidido por la Sra. Presidenta de la CNEA se inscribió en los legajos de cinco compañeros desaparecidos durante la Dictadura Militar, que las verdaderas causas de sus despidos fueron sus desapariciones en manos del Proceso y no sus ausencias "injustificadas".  Estaban presentes familiares de estas víctimas y ex compañeros de trabajo.  Fue un momento fuerte para ellos y para el resto de los presentes, en el que el dolor de muchos años fue en cierta forma aliviado por el reconocimiento explícito y oficial de la CNEA, modificando estos legajos. 

3 de abril de 2014
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Por mi parte, como editora de este blog, aprovecho para recordar que este homenaje realizado por la CNEA  tiene que ver con todo lo que está pasando en materia de Derechos Humanos en nuestro país en este último tiempo.  Pasaron casi 40 años para que nuestros compañeros desaparecidos vuelvan a ser recordados dentro de la institución como "trabajadores comunes" que un día dejaron de ir a trabajar porque fueron secuestrados y desaparecidos. 

Susana Grynberg, una de las egresadas del Instituto Balseiro homenajeadas en 2012, también fue mencionada en el acto de CNEA ya que fue ése su último lugar de trabajo. Antonio Misetich, por otra parte, investigador de CNEA en Buenos Aires al momento de su secuestro, fue profesor visitante del Instituto y trabajaba con nosotros en el laboratorio de Resonancias Magnéticas.  Vino muchas veces a Bariloche; algunas veces acompañado por su hija mayor que tendría 6 o 7 años en esa época.  

María Teresa Causa